Delara Darabi

En la mañana del día 1 de mayo las autoridades iraníes han ahorcado hasta morir a Delara Darabi, condenada en un juicio injusto por el asesinato de un pariente suyo que no cometió a la edad de 17 años. No estoy bromeando.

Y eso a pesar de que el Jefe del Poder Judicial iraní había anunciado una suspensión de la pena de dos meses; todo parece indicar que fue esta una medida para aplacar el activismo internacional y poder entonces ejecutarla por sorpresa, ya que ni su propio abogado fue informado, como prescribe la ley. Al parecer, ella y su novio entraron en casa de su familiar a robar, y al ser descubiertos, el novio mató a la señora. Delara se declaró culpable en principio para evitar la ejecución de su novio, en la creencia de que siendo menor no la ejecutarían a ella. A pesar de haber cambiado posteriormente su testimonio y de la aparición de nuevas pruebas que la exculpaban, como el hecho de que el asesino era diestro y ella era zurda.

Durante el tiempo que permaneció en la prisión de Rasht se dedicó a pintar. Estos dibujos, que expresan su miedo, su impotencia y a pesar de ello su esperanza, la inmortalizan por siempre. Al verdugo, como a todos los talibanes que jalean las ejecuciones de menores, les inmortaliza otra cosa… y en diferente sentido, claro.

Una firmita contra las ejecuciones de menores.

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